Acting#CuadernosDeEstudio: La respiración del actor como arte

#CuadernosDeEstudio: La respiración del actor como arte

Cuadernos de Estudio

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He sido testigo durante años de la mala praxis del actor a la hora de respirar en un escenario.

Pienso que el arte de la actuación se materializa en el acto leve de la respiración, de esta manera podemos pensar en la respiración como arte. Un actor que no respira bien, es una roca inamovible que habita el espacio sin dulzura, presencia o dinámica revitalizadora.

La respiración, aunque suele ser tomada en cuenta en la formación del actor, se olvida de manera rápida en la automatización de los procesos bio-motores, y no es que está mal, es lo indicado y lo buscado, pero lo que no se mantiene consciente, pasa siempre a un segundo plano.

Y aunque pueda resultar la técnica de la respiración diafragmática en una válvula de control del aire para no cansarse rápidamente, o saberse así mismo capaz de dominar la respiración para enfrentarse a textos más o menos complejos en densidad y longitud, me refiero es al motor psicoanalítico emparentado a la comprensión de una respiración emocional, para su posterior ejecución en el sentido de la acción que está por cometer, por eso es un arte.

Nuestra respiración, y no tiene que existir ciencia que lo compruebe, resulta de una pasmosa sencillez para su comprensión, pero de un arduo trabajo de disciplina para su aprehensión.

He sido testigo durante años de la mala praxis del actor a la hora de respirar en un escenario. He visto actores recitativos, que, por carecer de la sensibilidad para la comprensión de su propia respiración, sueltan el texto con una mecanicidad pasmosa.

Actores con un amplio rango en el manejo de su cuerpo como herramienta de trabajo, que, sostienen la respiración en la acción y en el momento de verbalizar el texto, no respiran antes de pensar en hacerlo.

Una mujer respira enmarcada en un halo de luz translucido generado por una luz trasera
Sobre la respiración se sostiene la acción.

Mucho de estos problemas a veces son promovidos por el mismo equipo de trabajo; el ojo poco entrenado de un director que no alerta a sus compañeros sobre la estructura de un ritmo adecuado en la escena, cuando incluso el concepto de “ritmo” suele mal interpretarse o no entenderse del todo en la comprensión de la propia vibración vocal, o escénicamente corporal.

La respiración asociada a la emoción.

Un actor que respira adecuadamente en un escenario nunca está despistado, sus sentidos están alertas, y sus emociones estarán abiertas a dejar pasar la energía que su entrega disponga.

Sobre la respiración se sostiene la acción.

Cuando respiramos expandimos y contraemos nuestros pulmones, a través del músculo diafragmático, que se comprime y expande a partir de la inhalación e exhalación, respectivamente.

De la misma manera, como alzamos o bajamos un brazo, abrimos o cerramos una mano, o simplemente señalamos; cada una de estas acciones, si la respiración es adecuada, promoverá en el actor una reacción orgánica que está destinada a servir de respuesta a aquella otra que le precede, en esa finita cadena de movimientos donde todo es un fractal y el tiempo se paraliza generando nuevas formas de experimentar la vida misma.

Quien haya estado molesto alguna vez sabrá, que nuestro cuerpo se comprime de tal manera, que suele asumir una postura contraria a cuando se está contento, cuando normalmente, nuestro cuerpo suele lucir de manera mucho más abierta y vulnerable.

La compresión de la molestia en el cuerpo, no impedirá que nuestra respiración sea fluida, si llegásemos a tomar conciencia de esta realidad, descubriríamos que nuestro cuerpo en una circunstancia de molestia y alteración, es capaz de hacernos suspender la respiración.

Una fuerte molestia altera las señales de la razón, quien está molesto no está en circunstancias de pensar, más bien se genera una alteración de la razón donde se parece generar un bloqueo de la lucidez, por tanto, no respirar, sostener la respiración, suele ser una respuesta de alerta del cuerpo.

Mientras más un cuerpo aguante la respiración, más tensión generará, haciendo que el cuerpo se sienta pesado, ajeno y patéticamente inútil, pues un cuerpo que no respira, en sí mismo es la expresividad de un cadáver, y no es gratuito el símil, cuando pensamos que solo las cosas que respiran están vivas.

Sobre el fenómeno del cuerpo hinchado entregado a la sensación de mortandad, la imagen nos alude a cualquier reinterpretación entregada a generar el sentido mimético de la realidad en el espacio teatral, y podríamos decir que un actor que debe mimetizar la molestia, está en un terreno delicado donde solo podrá ser salvado si conoce del milenario arte de la respiración.

Pienso que las mejores interpretaciones que he visto en un escenario donde un actor haya tenido que recrear la molestia como emoción, es aquel que ha logrado sostener la respiración hasta tal punto, cual flautista que intenta sostener una nota trágica, como aquellas de Kohachiro Michata, que, ante la languidez del sonido ancestral, logra perpetuar los ecos de una nota en nuestros tímpanos, llevándonos al terreno del ritual.

Si el actor de teatro sabe que el ritual sostiene las bases del entretenimiento moderno, sabrá comprender, que la respiración en su arte no escapa de cierta sacralidad.

Habría que pensar entonces, que respirar es también generar el sueño de la farsa, y que un actor es responsable de mentir bien, incluso en su respiración.

un actor es responsable de mentir bien, incluso en su respiración.

No puede un actor pararse de una silla sin antes aplicar la respiración correcta:

1) Respirar antes.

2) respirar mediante.

3) No respirar.

4) Ejercer una respiración post-ejecutante.

Voy a proceder a ejemplificar cuáles diferencias supondría algún tipo de consciencia de nuestro aire a la hora de llevar a cabo una acción simple de esta naturaleza, en que la molestia es un desencadenante emocional de acción; en un fragmento de una escena que moviliza en acto de pararse de una silla, sin que olvidemos que es un ejemplo aplicable a cualquier circunstancia en la que el actor se ve envuelto a la hora de su interpretación.

El actor que respira antes de ponerse de pie en una silla, se levanta dos veces.

Una actriz sentada en una silla de espaldas al escenario.
No puede un actor pararse de una silla sin antes aplicar la respiración correcta

1. RESPIRAR ANTES: Una respiración previa, está elevando nuestro cuerpo antes que el cuerpo mismo se eleve.

Comprobemos al respirar en nuestra soledad, como el acto de respirar nos impulsa siempre hacía arriba, nuestro estómago, pecho u hombros, siempre estarán dispuestos a elevarse cuando dejamos que entre el aire a través de nuestros pulmones, aún si la respiración es calmada, sentiremos con mayor fuerza esa naturaleza elevada que implica la respiración.

De esta manera, el actor puede anteceder su acción o movimiento, denotando una aclaración de ideas, y dejando suponer una voluntad de entrega a su siguiente movimiento, que en este caso será pararse de la silla.

El actor que respira antes de ponerse de pie en una silla, se levanta dos veces.

Un actor que respira al levantarse, ha tomado un impulso vital necesario para enfrentar

2. RESPIRAR MEDIANTE: Hablamos y respiramos consecutivamente, escuchamos y respiramos, accionamos y respiramos, todo lo hacemos respirando sin apenas darnos cuenta, y en el momento que tomamos conciencia de nuestra respiración, olvidamos respirar, como si tuviésemos miedo de vivir.

Un actor, vive en la constante amenaza de la muerte que se cierne sobre él, el escenario así esté desnudo es quizás uno de los sitios más peligrosos de la tierra, el peligro a veces es liderado por la mano despistada de un actor que no respira, podemos ejecutar una acción rápida, certera e inconsciente y promover todo tipo de desastres y accidentes.

Cuando ejecutamos y respiramos a la vez, el cuerpo se ha abierto por completo a una serie de acciones acumuladas en un mismo espacio/tiempo, como un volcán en erupción, que no alerta sobre su naturaleza incendiaria.

Un actor que respira al levantarse, ha tomado un impulso vital necesario para enfrentar, o visto desde una circunstancia lacónica para entregarse a su destino, un acto de entrega puede ser sumiso o activo, violento o pasivo, pero si la respiración está enmarcada en la acción, el indicativo es de confrontación inmediata.

Sostener la respiración puede ser un evento traumático

3. NO RESPIRAR: Cuando sostenemos la respiración, también estamos sosteniendo la tensión que posibilita la vida.

Sostener la respiración puede ser un evento traumático, producido por un shock; un alto impacto emocional.

Sostener también resguarda la idea de acumular.

La sensación de acumulación hace pensar en el impacto de ese segundo interpretativo en el que la respiración es liberada, esa liberación tiene una doble connotación, por un lado, puede proseguir del alivio de soltar lo no expresado, por otro, puede simbolizar el esquema de un peso no dado.

El actor que no respira puede fácilmente ser comparado con una bolsa de arena que en algún momento caerá sobre su propio peso.

Un personaje que no respira mientras el otro no habla, indicativamente estará proponiendo una reacción violenta o lacónica en su próximo paso, incrementado tal vez, el sentido violento o dócil, de un fragmento de su futura acción.

Habría que pensar incluso en el hecho de tumbar la silla, la intensidad en que esa silla cae está finamente hilada a la forma como el actor respirará la acción ejecutante de tirar la silla.

De esta manera, la silla podría caer de manera sútil, escabrosa o alarmante. Y depende de la respiración.

Un cuerpo que respira luego de una acción violenta, es la respuesta natural a un mecanismo de defensa

4. POST: Si el cuerpo ha sufrido el trauma de sostener la respiración, entonces sabremos aliviarlo inyectándole una buena bocanada de aire, o generando una progresiva respiración de lentitud para restablecerlo.

Un cuerpo que respira luego de una acción violenta, es la respuesta natural a un mecanismo de defensa, y por ende ayudará a regular el sentido de la acción.

Respirar en este caso se convierte en el engranaje perfecto del sentido racional expresado por la palabra misma, y por tanto, la respuesta verbal que se tiene luego de tal maniobra; estará íntimamente vinculado a la forma como se expresarán las ideas luego de haberle dejado todo el dominio de la escena al cuerpo mismo, a través de la acción que le antecede.

Pensemos por ejemplo en cómo después de sostener la respiración y quizás levantarse violentamente impulsando la silla hacía atrás, el ejecutante tomará el aire necesario para proseguir con la acción que le precede, un cuerpo que se impulsa con esa violencia sobre otro, solo podrá respirar en el momento en que la violencia es detenida, así la respiración será una necesidad para reactivar el mecanismo de depuración del cuerpo a través de la necesaria respiración.

¿Será entre-cortada, será un suspiro, será una necesidad de conectarla con el fuerte palpitar del corazón que bombea la sangre del momento abrasivo?

Todo dependerá del ritmo de la escena.

Sobre el tema ritmo, escribiré un artículo similar a este, así como del empleo de la mirada periférica, son muchos los temas que pueden generar un diálogo entre la visión del director con el actor.

Si tienes dudas sobre alguno en particular o quisieras que escribiera sobre un punto en específico de la labor teatral, déjanos tus comentarios en el cajón al final de esta nota, o escríbenos directamente a nuestro IG @elteatroes

Estos apuntes forman parte de mis propios #cuadernosdeestudio

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