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[ESPECIAL DANTE] El cielo de la fe no es el cielo de los astronautas

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[ESPECIAL DANTE] El cielo de la fe no es el cielo de los astronautas

 

“Dante, colega, el infierno está aquí, ahora. Ojalá lo vieras.”
Charles Bukowski.

Hans Küng, en su libro Ser cristiano (1975) nos dice:

No se puede hoy, como en los tiempos bíblicos, entender el firmamento azul como la parte exterior del salón del trono de Dios, sino como imagen del dominio invisible de Dios. El cielo de la fe no es el cielo de los astronautas. No es un lugar, sino una forma de ser. Tampoco debe entenderse el infierno como un lugar del mundo infra terrestre, sino como una exclusión de la comunión con Dios.

La fe católica ha sido un tema polémico desde hace siglos, han dicho al mundo, que el castigo de quien no acate las leyes eclesiásticas será el infierno y el premio serán los cielos. La Divina Comedia, el poema de Dante Alighieri, nos describe los horribles castigos de quienes habitan por el resto de la eternidad en los infiernos, los que sufren temporalmente en el Purgatorio y quienes disfrutan de la dicha del señor en el Paraíso.



El objetivo de este ensayo que escribo es descifrar por qué las figuras eclesiásticas no creen que estos lugares sean físicos. Sino más bien estados mentales. Una frase dicha por el Papa Juan Pablo II en el año 1999 en una entrevista dice así:

El cielo no es “un lugar físico entre las nubes”. El Infierno tampoco es “un lugar”, sino “la situación de quien se aparta de Dios”.

Y el Purgatorio es un estado provisional de “purificación que nada tiene que ver con ubicaciones terrenales”.

Así mismo, lo confirmaría el Papa Francisco a un periodista durante una rueda de prensa en el año 2018, hace énfasis en que las almas arrepentidas de sus pecados son llevadas al cielo. Pero las que se mantienen renuentes al arrepentimiento simplemente desaparecen. No existe un “infierno”, no existe un castigo, sino la desaparición de las almas pecadores.

 El cielo de la fe no es el cielo de los astronautas | Análisis de La Divina Comedia de Dante AlighieriDesde este punto de vista, el infierno no es un espacio si no la realidad del hombre que vive sin Dios a su lado. Nadie ha venido del más allá a contarnos su experiencia, exceptuando a Santa Faustina Kowalska. Recordemos que ella fue guiada por su Ángel de la guarda para que confirmara que el Infierno, Purgatorio y Paraíso, son reales. Que en un retiro de ocho días recorrió los niveles del infierno y que presenció cómo las almas se arrepentían en el purgatorio. Más tarde escribiría sobre las maravillas del paraíso. Todo esto ocurriría en 1936 y ha llegado a nosotros por medio de cartas en donde describe lo presenciado.

 El cielo de la fe no es el cielo de los astronautas | Análisis de La Divina Comedia de Dante Alighieri

Cuando dejamos el mundo terrenal, los cuerpos se convierten en polvo y las almas encuentran su salvación o su perdición.

El hecho de que la Iglesia usara estas descripciones de los castigos impuestos como propaganda habría sido un error. Pero entonces nadie creería en Dios. Analicemos esto: la iglesia infundió miedo a quien no los siguiera y lo hicieron hasta el punto de decirle a los niños que irían al infierno si no iban a la iglesia cada domingo.

El cielo de la fe y del cristianismo

Durante el auge cristiano (s.II d.C.), existía mucha incertidumbre. Cuando el emperador romano de Oriente Teodosio (347-395) firma el decreto aprobando el cristianismo como la religión predominante del Estado, la consecuencia sería la persecución de todo aquel que no siguiera este culto. A lo largo de la historia, con tanta incertidumbre, nuevas religiones y poca fe, el 60% de la población católica actual dejaría de creer en el infierno, en el cielo y mucho menos en el medio de estos dos, el purgatorio.

En la mayoría de las religiones o civilizaciones siempre hubo un castigo para quienes desobedecieran o se salieran del camino, incluyendo Mesopotamia, India, Egipto y Grecia.  Estas civilizaciones poseían el concepto de un inframundo como parte de su mitología, el reino de los muertos. En Egipto este concepto estaba ligado a una tradición, cada vez que el faraón moría, tenía que atravesar el río Nilo -este era el portal para la otra vida-, ellos lo llamaban “el viaje para atravesar el inframundo”; como los nueve círculos del infierno descritos por Dante. Pero siendo 12 pruebas que, alcanzadas, ofrecían la posibilidad de salvación para Egipto y su faraón como un pasaje hacia la inmortalidad.

En el caso del judaísmo, durante la segunda guerra mundial, ¿el sufrimiento en dónde se ubicaría? ¿Estarían en los cielos junto al que lo permitió? Una frase escrita en una pared en uno de los tantos campos de concentración de la Alemania Nazi, dejaba rastro de lo siguiente: “Si Dios existe, él tendrá que rogar mi perdón”. Entonces, ¿podemos decir que el Infierno no es un espacio físico, sino mental?

¿Qué todo ese sufrimiento es causado cuando te apartas de Dios?

La Iglesia ha cometido muchos errores. Pero el peor ha sido hacernos creer que nuestro destino está condenado a nuestras acciones, es decir, que independientemente de lo que se haga, al no creer en Dios, ya se tiene un lugar en el infierno, ¿en qué nivel del infierno pondremos a Hitler? ¿Dónde ubicaríamos a la Madre Teresa de Calcuta, ahora que se ha revelado su “cultura del sufrimiento? ¿Qué nivel le corresponde a tu autor favorito?

Las interrogantes que plantea

Desde la muerte de Cristo se han formulado mil interrogantes. Empezando por confirmar la existencia de tres lugares que nadie está seguro de que existan. ¿Será que las personas que confirmaron los tres lugares, fueron influenciadas en ese momento por la institución eclesiástica y en vista de que están perdiendo cada vez más a sus seguidores? ¿Están buscando nuevas formas de que la gente les tenga fe?

Las palabras de Hans Küng, nos guían a pensar que más allá de querer seguir con la misión que tenía Cristo para nuestro mundo, la Iglesia solo quería el poder y el dinero. Sembró el miedo en nosotros y creó una duda que es imposible de comprobar. La Iglesia actual está tomando “medidas” para hacer que el mundo tenga fe de nuevo en ellos como institución.

La existencia de estos tres lugares jamás podrá ser confirmada.

Las figuras más emblemáticas de la iglesia actual no creen que estos sean un sitio físico, sino más bien un estado mental, en donde el camino de tu vida podrá ser un infierno si no estás con Dios o un paraíso si estás con él, pero entonces ¿dónde ubicariamos al purgatorio?



Por Fabiana Rodríguez (Estudiante de Artes, Universidad Central de Venezuela.)

Este ensayo fue escrito en el marco de la cátedra “Introducción a la Literatura”, dictada por el profesor Daniel Dannery, en la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela, sobre el estudio de “La Comedia” de Dante Alighieri.

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