El mantel se estira con soltura. Sin elegancia, pero con acierto. Está pulcro, se ve de lejos. La mujer de la cafetería no quita la mirada del blanco, y no levanta los ojos. Otra, minutos antes, se ha apenado porque me encontraba yo dentro de la habitación del hotel que ella se disponía a limpiar pensando que estaba vacía. Con una sonrisa, le he dicho que entrara y que no pasaba nada, pero no ha querido hacerlo al verme con la laptop en pleno proceso de escritura. Le he dicho que bajo a por un café, para no molestar y ha sonreído.
Empiezo estas líneas de una forma diferente, quizás, a la acostumbrada en este espacio, recordando especialmente que mi abuela materna (la nonna) trabajó durante muchos años como conserje. La madre de mi madre, una migrante italiana que llegó a Venezuela joven, tras la II Guerra Mundial, se dispuso a barrer y pulir los espacios comunes del edificio donde vivía con su esposo y sus tres hijas. La recuerdo con amor y con la conciencia del esfuerzo y el trabajo duro por un futuro mejor, que soñaba para los suyos.
He recordado esta anécdota familiar -un recuerdo del recuerdo de mi madre- gracias a las chicas de A Panadaría y su pieza Las que limpian, un tributo tragicómico a las camareras de piso, pero también a todas las mujeres que limpian en los espacios que los demás transitan. Y si el teatro te pasea por la memoria, habrá logrado su cometido. Y si, también, te pasea por las memorias de los demás, mucho más.
Los derechos sociales de las limpiadoras
Las pieza que se presentó en la 25 Feria de Teatro de Castilla y León, en Ciudad Rodrigo, es sátira utópica inspirada en la lucha organizada de las camareras de piso de los hoteles por conseguir derechos laborales y sociales justos. En un formato muy teatral, con algunos elementos (un carrito de limpieza, escobas, toallas, cubos, par de alfombras y pelucas) y en formato de sketches, aunque con una continuidad cronológica, la compañía reivindica los derechos de estas personas “invisibles” a través de la comedia y la música.
La pieza se ha presentado en castellano, pero la original es en gallego. Con lo cual, encontramos que se conjuga en escena un lenguaje local propio, con ritmos, música y chistes gallegos que dan identidad a la agrupación que nació en 2013. Aunque es el primer acercamiento de El-Teatro a estas artistas, hemos podido conocer que esta misma fórmula la han utilizado desde su primer espectáculo Pan! Pan! que en 2015 se llevó el Premio de la Crítica Gallega.
En Las que limpian, vemos a un grupo de limpiadoras que trabajan en un hotel y, a la par de sus tareas habituales, que las tienen agotadas y adoloridas, se unen para llevar adelante una huelga en contra de Aparicio, el dueño del resort. En el camino, involucran al público en sus asambleas rompiendo la cuarta pared en repetidas ocasiones con el fin de crear una cooperativa en la lucha por sus derechos. Pronto llega el presidente de Gobierno a escena, con su bigote, personaje con el que parodian la ineptitud e indiferencia de todos los políticos frente a los problemas de la gente. Pese a la ofensa que pueda acarrear en el lector, no puedo evitar pensar en este personaje paródico como una mezcla entre Nicolás Maduro y Pedro Sánchez.
La crítica social se transforma en un sarcasmo casi infantil pero fuerte y claro.
Las interpretaciones de Areta Bolado, Noelia Castro y Ailén Kendelman se destacan por su gracia sincera y su soltura pero también por su dejo de niñez, de sarcasmo infantil y dulce, que permite que los chistes se vean hasta inocentes, aún y cuando son bastante fuertes y críticos. No caen en lo grotesco, pero sí son concisas y directas con lo que quieren contar, sin tapujos ni escondites, a través del clown. Así, dejan en claro en el escenario su compromiso con lo teatral, con lo social, con el feminismo y con la irreverencia.
Menuditas como son y con rostros amables, llenaron el escenario abierto del Patio de los Sitios, de la ciudad amurallada de Ciudad Rodrigo, donde seguramente habría unas 150 personas, y peco de quedarme corta.
Las que limpian, una coproducción con el Centro Dramático Nacional, está además inspirada en hechos reales, en las luchas sociales que se han dado en diferentes países en este sentido. Está creado por las tres actrices, con el apoyo dramatúrgico de Paula Carballeira.
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