Sonia Chocrón escritora venezolana cuenta que su primer encuentro con la poesía fue a través de los clásicos Góngora, Quevedo, Lope.
“De allí a barruntar pequeños remedos poéticos fue un paso”.
abrumada
por tanto exceso de vida
es la única que sabe
que una página
una sola página escrita
es un mundo a salvo.
Manifiesta que más por curiosidad que creerse poeta, concursó para uno de los talleres de poesía del Centro de Estudios Rómulo Gallegos y salió elegida junto con 9 personas más para participar durante un año. “Ellos eran mejores que yo: ellos eran estudiantes de letras, y yo una intrusa”, afirma.
Ese año escribió un libro de poesía que nunca mostró. Pero asegura que ya no había marcha atrás.
“El veneno o la bendición de la poesía ya era parte de mí”.
Comienzos con la escritura
Cuando empezó a escribir poesía lo hacia conscientemente, ya que leía, pero jamás se consideró poeta. Hasta que salió publicado su primer poemario Toledana, libro que fue muy celebrado.
Sin embargo, confiesa que nunca SE HA sentido completamente poeta.
Asimismo revela que a duras penas escritora, porque en efecto, de eso ha vivido desde los 22 años, de escribir. Pero su temperamento es tan diurno, tan conversador, tan afecto al goce. “Y aunque padezca a veces de melancolías y soledades y bajones, mi espíritu siempre es más el de una ascensorista que el de una poeta”, declara.
Define la poesía como ese ver desde otra acera las correspondencias que nadie ve, el diálogo entre contrarios que nadie ve. Un poco de adivinación. Un poco de belleza y descubrimiento. A través del lenguaje, la respiración, la música. Si la poesía no canta, es otra cosa, pero no es poesía. Anne Carson dice que “La poesía es el espacio que hay entre dos realidades”.
Poetas recurrentes y Venezuela
Me gustan muchos. Los clásicos, todos los días. A Lorca siempre regreso. Latinoamericanos, mi preferido de los contemporáneos es tal vez José Watanabe. Y claro, Rosario Castellanos, Octavio Paz, Alenadra Pizarnik, Gonzalo Rojas; Vallejo, sin duda imprescindible. Milosz, Pavese. Es tan difícil hacer estas listas. Necesito un índice para nombrarlos a todos y un cuaderno de muchas páginas.
“Venezuela sigue siendo un país de poetas, debe ser que también la poesía es salvación para nosotros”.
Expresa Sonia Chocrón que no quisiera nombrar a ninguno poeta venezolano en particular porque si olvida a alguien se sentiría injusta, nuevamente. Sin embargo dice que le gusta la poesía que no es solo metáfora. Además de que le gusta la poesía como un hacha, no la que junta muchas palabras que van bien. “De hecho, no me gustan los poemas a los que le sobran palabras. En fin, me gusta la belleza de lo justo”.
Conexión con la escritura en tiempos de pandemia
En el contexto actual confiesa que su conexión con la escritura ha sido como un frasco de analgésicos: alivio. Encerrada y sin escribir hubiera sido una cámara de torturas. “Las palabras a veces lo imitan a uno, y al principio de la cuarentena, también ellas estuvieron confinadas, sin mí. Luego, por suerte, ellas y yo nos acoplamos y ya me acompañan como siempre: a diario”.
Poemarios publicados en sus palabras
Toledana: narra, en términos poéticos, una leyenda medieval en la que el rey Alfonso VIII de Castilla se enamora de una judía llamada Raquel. Es un poemario lleno de arcaísmos, de claves en ladino, y en suma, de su amor por el idioma. Fue finalista del premio Fundarte en 1991 (de hecho, propició una ruptura entre los miembros del jurado.
Luego finalista de otro concurso con jurado de lujo, Blanca Varela, Saul Yurkievich, Cintio Vitier y Juan Sánchez Peláez). Lo publicó inicialmente Monteávila editores en 1992. Luego lo incluyó en “Poesía Re-Unida” la Editorial Bid & Co. Y luego lo han reeditado, con ilustraciones del artista Pájaro y Kalathos Libros, en España.
Púrpura: Son rimas y tonadillas inspiradas en el canto popular que tanto le gustaba a Lorca. En ese libro exorcizo su imposibilidad de concebir; hizo un año de psicoanálisis y se dio de baja porque se aburrió, pero terminó con este libro de rimas y cancioncillas en la mano, para el que se puso estudiar métrica. Apenas se publicó el poemario (Harry Almela, Editorial la Liebre Libre), salió embarazada de su hija.
La Buena Hora: Monteávila editores. Es un libro que habla sobre la muerte, sobre las mujeres solas, sin hombres y sin hijos. Y aunque su publicación fue posterior a Púrpura, fue escrito antes.
Mary poppins y otros poemas: Editorial Lugar Común. Poesía y cine. Este lo gozó mientras lo escribía. Usó el cine -mi oficio- para guardar sus recuerdos como si fueran el catálogo de una cinemateca.
Bruxa, Editorial Kalathos Libros. Vuelve a la máscara para narrar el envilecimiento, la oscuridad, el sufrimiento y la hoguera de estos 20 años.
Muy pronto sacará un libro muy distinto a todo lo que he escrito hasta ahora. Pero no dio detalles.
