Hacer teatro, en estos tiempos, se ha convertido en una hazaña hasta épica. Superar obstáculos económicos, presupuestarios, de limitaciones espaciales o de falta de demanda, se suma al crecimiento de un teatro vacío extemporáneo y sin nada qué decir. Contrario a estos supuestos montajes efímeros, existen otros que quedan retratados en la historia escénica por su poder transformador y su capacidad de dar libertad y alegría a quienes lo hacen. Un teatro vulnerable.

Es el caso de Caídos del Cielo, una ONG que se encarga de realizar talleres y obras de teatro para personas en situaciones de vulnerabilidad en Madrid, España. Así es como el pasado lunes 17 de junio tomaron el espacio de Teatro del Barrio, en Lavapiés, Madrid, para presentar el cierre de la primera etapa del proyecto conjunto que llevan a cabo en este centro cultural.

Allí, la presidenta de la organización, Paloma Pedrero, ha pedido “trabajar más por un teatro inclusivo y de transformación social”. 

“En este espacio tenemos personas sin hogar, transgénero, mujeres maltratadas, personas en soledad no deseada, y personas con deficiencias intelectuales o físicas, es decir, un abanico de gente que necesita herramientas para salir adelante”.

El proyecto se ha puesto en marcha desde hace 20 años. Todos ellos participan en una serie de talleres que se imparten los lunes con una temática social.

Pedrero ha citado el VIII Informe Foessa, elaborado por la fundación homónima perteneciente a Cáritas, que señala que 8,5 millones de españoles se encuentran en situación de exclusión social. “Son cifras escalofriantes en las que hay que trabajar”.

Teatro y terapia

Para esta edición, Caídos del Cielo recibió en enero pasado unas 160 solicitudes, mientras que en el taller participan unas 40 por grupo. “Aceptamos a todo el mundo porque el que viene lo hace porque tiene una necesidad, están buscando recuperar la autoestima, descubrir su valor y su reconocimiento”.

No solo es teatro. Las personas en riesgo de exclusión social son atendidas por psicólogos, terapeutas y trabajadores sociales.

En el programa también participan actores profesionales “que sienten empatía por estas realidades, que quieren transformarse y transformar, y que también están pasando una situación de penuria porque no hay trabajo para los actores”. Al final, todos los actores que quieran participar pueden apoyar desde las diferentes actividades, talleres y temporadas.

No hay presupuesto

En España, el teatro es especialmente valorado por el Estado ni por la empresa privada, sino que los presupuestos y ayudas o patrocinios, en todo caso, se dirigen a unos pocos. En este caso, Caídos del Cielo por ser una ONG de trayectoria ha logrado establecer lazos y alianzas con personas e instituciones del Estado. Sin embargo, sigue habiendo un vacío económico: “no hay un presupuesto directo del Estado”.

“Creo que si el Estado nos ayudara clara y directamente, y nos diera los presupuestos necesarios, este proyecto crecería. Hasta ahora lo hemos hecho con muchísimo esfuerzo, porque todo lo que hacemos necesita recursos, desde el espacio hasta las personas”.

La colaboración entre organizaciones ha sido fundamental: “Estas personas llegan a nosotros gracias a las alianzas con Samur Social, la Cruz Roja, y ONG como Bienvenidos Refugiados, Provivienda, entre muchos otros”.

Los temas, la mayoría de veces, está relacionado a esos problemas, conflictos o dudas que tienen las personas que participan en los talleres.

Aunque, el proceso creativo para cada taller es diferente. Pedrero dice que han tenido que adaptarse a los tiempos. El ensayo al que asistió El-Teatro, se basó en una clase de improvisación que giraba en torno a una fiesta. Unas 40 personas se subieron al escenario a jugar.

“Nos hemos actualizado, hemos abierto el abanico de temas y posibilidades porque los pobres ya no son los pobres que pedían en la iglesias sino que los pobres son los tristes o los diferentes, los que quieren volver a sentir alegría”.

Un teatro y una utopía

Sobre el Teatro del Barrio, la fundadora de la asociación ha subrayado que para Caídos del Cielo es como “compartir un hogar”.

“No saben lo importante qué es para nosotros, nos están dando un sosiego y una serenidad inexplicable”.

En el Teatro del Barrio se hacen montajes que dejen una huella o muevan a la sociedad a la acción. Por eso, Ana Belén Santiago, la directora artística de este espacio, señala que el proyecto “al principio era una utopía”, combinar a las personas con discapacidad en un lugar que siempre está repleto de temas sociales y políticos, casi no había espacio para juntarlo con la programación comunitaria.

“Este trabajo forma parte de nuestra labor por la inclusión social, la transformación y la reflexión sociedad en la que vivimos”.

“Hemos querido poblar nuestro escenario con una muestra de la diversidad real que hay en nuestras calles, de modo que estas personas cumplen de verdad el papel de protagonistas con sus discursos propios, discursos de gente que muchas veces pasan invisibles a nuestro alrededor invisible, ahora son habitantes del teatro”.

En un momento, la actriz y antropóloga peruana, Mercy Bustos, radicada en Madrid, tomó la palabra en un actoteatr emocional. Participa en el taller.

“El ambiente que se crea aquí es mágico y distinto, todos los lunes por la mañana, porque aprendemos a ver la vida con poesía, en un espacio de arte y belleza que nos atraviesa el dolor humano, y lo que todos tenemos en común es haber sufrido”.

Desde enero, Caídos del Cielo ha realizado 18 sesiones de teatro, en las que se les imparte desde dinámicas para la escucha activa hasta improvisación. Este mes, en julio, ambas organizaciones llevarán a cabo un segundo taller que tendrá por tema la transexualidad.

Imágenes de Patrizia Aymerich

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